Muchos que
se fueron y otros que quieren irse se escriben entre sí, siempre en la retórica
del desarraigo ensimismado. El relato lastimero y las frases trilladas son
frecuentes.
Esta nota,
por el contrario, es de los que nos quedamos, los que con gusto nos quedamos y
que nos dirigimos a ustedes, me permito personalizarlo, desde mi postura
enteramente particular. Puedo decir que con familiares que emigraron (bien
cercanos) hace mucho, para quienes no tengo desaire alguno y conociendo a
algunos que se han ido hace poco, siendo de los que decidió quedarse, estoy
facultado para opinar.
El grueso de
quienes han emigrado recientemente está compuesto por antichavistas en el
autoexilio, así que lo que sigue no es una nota parca sobre la emigración. Aquí
también se mete la política.
Para ustedes
que están bien lejos. No olviden esto:
Ustedes
quienes se fueron o se quieren ir van con maletas y recuerdos de un país que
dicen que ya no les pertenece, que ya no es de ustedes. Se lo han
"arrabatado", han dicho. Hablan del país que nunca ha existido,
diríamos otros, lo cual indica que nadie ha podido arrebatarles nada que ha
existido en su quimérica y ferviente imaginación. Sin embargo, están afuera, en
otros derroteros.
Tal vez
están en un país de los que llaman "desarrollados". Seguramente hay
papel tualé (en Francia los hay de varios colores y olores). Un país ordenado,
sin el tumulto y el despelote típico del jolgorio caribeño venezolano. Pero hay
historias a montones de venezolanos marginados por su color de piel, por su
origen inmigrante, por su condición socioeconómica.
Tal vez los
han tratado mal, muchos escriben diciendo que sí, tal vez los han llamado
chusma, lumpen, negros, monos, carga para el Estado, vividores de dádivas o
brutos. Los giros de la vida son extraños a veces, pero no tanto. Esas
experiencias que algunos de ustedes están viviendo hoy deben servirles para
entender un poquito, como le tocó y le toca vivir a esa clase que ustedes
llaman "chavistas", en su propio país, a veces por expresiones hasta
de ustedes mismos. Es bueno que hayan emigrado y sepan qué es eso.
Es sabido el
caso de venezolanos en Florida, sometidos a mil penurias, pues lo de la
"Dolce Vita venezolana mayamera" aplica para corruptos y empresarios
fugadólares y algunos de ustedes no son tal cosa. Colas de hambre por comida
están abarrotadas de venezolanos comensales de la beneficiencia. Qué bueno que
esas colas no son por número de cédula, dirían algunos de ustedes por allá.
Muchos
venezolanos en Florida son esclavos de los tiempos actuales, son inmigrantes
que trabajan muy por debajo del salario mínimo en condiciones denigrantes y sin
derechos. Quienes los contratan son venezolanos y cubanos acomodados. Algunos
de ustedes que lo dijeron muchas veces, tenían razón, repitieron hasta el
cansancio que vivirían bajo el yugo de enchufados y cubanos. Lo curioso del
asunto es que tal cosa no les ocurrió en la dictadura castro-chavista
venezolana, sino en la misma tierra de la libertad, la democracia y el sueño
americano.
Seguramente
saben de los venezolanos en Colombia o en Panamá. Algunos viviendo apiñados en
apartamentos alquilados, para ahorrar los altísimos costos en la renta. En
Panamá ya se refieren a "plaga" cuando hablan de nuestros queridos
compatriotas bocones que van a hacer farándula con el egocentrismo típico de la
clase media ramplona venezolana, escuálida, mediocre y con un poco de sentido
de la educación y los modales. Las historias son interminables.
Algunos de
ellos, saben ustedes, se trata de compatriotas que van a desplazar a panameños
de puestos de trabajo, trabajando por menos del mínimo como mesoneros,
bartenders, domésticas, es decir, haciendo oficios que nunca hubieran hecho en
Venezuela por la presión social del qué dirán.
No nos hagan
quedar mal ustedes por allá
Sabrán
ustedes que muchos de nuestros compatriotas en Panamá, Colombia y Ecuador son
"emprendedores" del nuevo "libre mercado", o lo que es lo
mismo, la magia absurda del dólar paralelo que convierte un dólar en más de mil
bolívares. Van y vienen.
Viven
miserablemente allá para traer dólares aquí, venderlos y hacer una fortuna que
un profesional no hará trabajando honestamente.
"Pobrecitos
los venezolanos", dirían algunos nativos en algunos países. Pero cuando en
esos países se enteran de que los venezolanos "llevan dólares" forman
parte de un macabro juego especulativo que destruye la misma economía
venezolana, usan las frases "oportunistas", "desleales con su
propio país". No olvidemos la mala fama de tramperos, insoportables,
desordenados y aprovechados que (justa e injustamente) tenemos los venezolanos
afuera.
Eso además
está aderezado de la típica xenofobia en varios países, los complejos con los
que los mismos venezolanos nos referimos tantas veces a los colombianos,
ecuatorianos, haitianos y peruanos. Ahora ustedes saben lo que se siente eso de
la discriminación generalizada e injusta.
En Colombia,
Panamá o Ecuador eran muy bien recibidos los venezolanos gastones y botaratas
que iban a beberse y jartarse en turismo los dólares de la renta venezolana,
pues para nosotros viajar casi gratis era una medida de Chávez de la que casi
nadie se quejaba. En esos países nos recibían para raspar tarjetas a gusto y
para dejar algún dinero por allá, para luego largarnos. Ya no. Eso de los
venezolanos mamando, que vendieron sus peroles y que llegan por allá a vivir
arrimados, vendiendo arepas y haciendo cualquier cosa para vivir, no es tan
bien recibido.
Y qué decir
de los profesionales, que siempre escriben en blogs y redes, que han tenido que
"bajarse de la nube" y "hacer un lado el orgullo" para no
ejercer sus profesiones y dedicarse a cualquier trabajo. Ahora sí entienden
algo que no entendían aquí: el trabajo siempre dignifica. Nadie por chavista
barrendero que fuera, era inferior a nadie. Algunos de ellos decían que era la
Misión Sucre y la UBV los que generarían profesionales mesoneros y lavaplatos.
Ironías de la vida.
Las
historias son interminables, los ejemplos también. Pero el fenómeno de la
migración tiene sus atributos: algunos de los venezolanos afuera, a estas
alturas, ya han tenido que darse cuenta de que el país sin problemas y de
fantasía (donde cualquiera la tiene bombita), no existe. Algunos en redes
sociales todavía se niegan a aceptar públicamente sus condiciones, su fracaso,
que donde están la cosa no es tan fácil. Así es el orgullo farandulero
venezolano, el del "soy más feliz que el coño", "estoy mejor que
nunca".
Pocos
admiten que les ha tocado un infierno afuera
Pero qué va.
A la mayoría de los emigrantes venezolanos de reciente data, que pertenecen a
la clase media, les ha tocado un infierno afuera y pocos lo admiten.
Consejos
para que se queden por allá
Si alguien
emigra, lo menos que uno puede desearle es el "que te vaya bien". El
que emigra lo hace porque quiere hacerlo y cualquiera es libre de hacerlo. No
hay nada que recriminar. Así que vayan estos consejos, para que los reciban a
gusto quienes están afuera y quienes se quieren ir.
Lean a los
venezolanos emigrantes blogueros, gente que está por allá y dense cuenta: si se
van a ir, váyanse bien lejos y bien idos. Si están por allá, quédense por allá.
Es absurdo tener que leerlos en redes sociales metidos en la vida política como
si vivieran aquí en la esquinita. Adáptense a la cultura de donde están,
superen la nostalgia venezolana pendeja, dejen de publicar fotos de arepas o
del Salto Ángel adonde nunca fueron. Desentiéndanse.
Aunque
siempre se sentirán venezolanos, asuman su nueva órbita. Es una ladilla leerlos
como si estuvieran metidos aquí. No hagan nada de aquí. No se ocupen de aquí.
No opinen de aquí. Entiendan que el desarraigo, su ausencia y su nostalgia
bobalicona por el contrario serán un obstáculo para ustedes en esos países.
Opinen de los problemas de allá, sean de allá. Olvídense de aquí.
Aprendan
modales que no aprendieron aquí. No jodan. No repitan tanta vulgaridad y
babosadas. No estafen. No se coman la luz. No tracaleen. No se coleen. Puede
que los deporten y luego tendremos que calárnoslos nosotros aquí, mientras
ustedes repiten a cada rato que volvieron porque extrañaban Venezuela. Quédense
por allá.
Dejen de
andar por los niuyores, por Madrid o por Bogotá, con la bendita gorra majunche
tricolor haciendo el ridículo y gritando que son venezolanos. Entiendan, eso es
para la gente estúpida de aquí, los vemos en las marchas de la oposición.
Traten de pasar desapercibidos. Miren que si alguien de esos países ve a un
carajo gordo y echón con un iPhone hablando de que se vino de Venezuela porque
"allá hay una dictadura y que la gente se está muriendo de hambre",
no lo van a tomar en serio, pue no parece un refugiado sirio o subsahariano.
No arruinen
la labia del hambre y la "crisis humanitaria", no den la impresión de
que se están muriendo de hambre por allá. ¿Qué creen ustedes que piensa un
panameño del venezolano jardinero que almuerza refresco y pan? No todo panameño
sabe que el carajo lo hace es para ahorrar dólares. Pasen desapercibidos.
Hablen colombiano, siempre practicamos por jodedera.
Dejen de
andar con venezolanos, viviendo de venezolanos, pretendiendo estar sólo con
venezolanos. En serio. Entiendan que cuando dejaron el país, también dejaron a
sus paisanos. Eso es bueno. Ayuda al emigrante a aprender cosas nuevas. Además,
no es bueno estar entre venezolanos escuálidos, como el 99% de los que se han
ido. La quejadera, la lloradera, la negatividad y la mala vibra perenne con la
que esa gente vive, le baja los ánimos a cualquiera.
Las
historias de abogados metidos a plomeros en Madrid que lloran en las noches
sólo pueden empeorar si su paisano que duerme en la cama de al lado quiere
hablar de la MUD. Estar en otro país oyendo a gente quejándose y hablando de
Tibisay Lucena, Lilian y Ramos Allup, deprime. Eso es autoflagelarse. No se
hagan eso. No vaya a ser que se depriman y quieran volver. No. Quédense por
allá.
Nos hacen
quedar mal por comportarse como estúpidos
Ya sabemos
que en algunos países adonde están no hay guerra económica, los empresarios no
quieren sacar al gobierno y que no falta mostaza, harina y papel tualé. En
otras palabras, no se tomen fotos en anaqueles. Eso los hace parecer como que
tuvieran compromiso cognitivo (retardo mental, en cristiano).
De hecho,
afuera ya piensan que los venezolanos somos todos estúpidos. En Chile, México,
Brasil, Uruguay, piensan que somos gente estúpida que se fue del país donde la
gasolina, la electricidad, la educación, la salud, el agua y el gas, son
gratis. En serio. Allá no entienden eso.
No actúen
como gente gafa. Salió en El Nuevo Herald que en EEUU en el aeropuerto de
Florida, los gringos ya piensan que los venezolanos somos todos estúpidos, les
hablan rápido en inglés a los venezolanos, les preguntan si tienen
"miedo". Cuando los muy pendejos dicen "yes" sin entender
qué les dijeron, los agarran y los meten presos. Los gringos todavía no se
explican cómo puede haber gente tan estúpida de irse a otro país sin saber el
idioma.
Piensan que
los venezolanos creemos que todo EEUU es Doral (Florida) y se habla español y
no es así. Les aplican una política migratoria en la que si alguien dice
"tengo miedo de mi país", es porque está pidiendo asilo político y
luego les meten meses en cárceles para inmigrantes y luego los deportan. Qué
lástima que eso ocurra en los países "libres" y no en la
"dictadura venezolana" de la que huyeron. Aquí cualquiera es libre de
comportarse como estúpido, en la dirigencia de la MUD eso es normal. No nos hagan
quedar mal ustedes por allá.
Finalmente,
no se preocupen por Venezuela. Estamos en dificultades, pero estaremos bien.
Todo estará bien sin ustedes. Créanme que cuando en Facebook veo a una tonta
con un Magister tomándose selfies en un Starbucks (lo más baratero y tierrúo de
Gringolandia) siento que el problema de "la fuga de cerebros" no es
tan grave. Cuando veo que el que raspaba cupos se fue, pienso que no estaremos
tan mal. Aquí queda gente burda de buena, trabajadora y echada palante. No
vengan. No vuelvan. Por nosotros no se preocupen. Cuidaremos bien del lugar que
dejaron.
Estamos
orgullosos de ser venezolanos.
Tomado de: portal Misión Verdad
Enlace: http://misionverdad.com/columnistas/carta-a-los-emigrantes-venezolanos
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